jueves, 8 de octubre de 2015

efectos y consecuencias familias disfuncionales

EFECTOS O CONSECUENCIAS
El desarrollo psicológico de una persona es un proceso en el que se han de superar varias etapas. Erikson, eminente psicólogo, señaló que la vida transcurre entre ocho crisis o etapas (de 0 a 50 años) y de cómo el sujeto elabore esas situaciones crecerá psicológicamente o no. Los primeros años de vida (de 0 a 6 años) son decisivos en la formación de la personalidad. En este periodo el niño pasa por diferentes crisis: confianza-desconfianza, autonomía-vergüenza, iniciativa-culpa. Según Erikson, cada una de las crisis depende entre sí, de tal manera que la buena salida de una de ellas posibilita la siguiente. Por tanto, nuestro progreso en cada etapa está determinado, en buena parte, por el éxito o fracaso de las etapas precedentes.


Desde esta perspectiva, la vida humana la podemos comparar con un hermoso rosal, en que cada flor (etapa) tiene un tiempo de maduración diferente, pero a su vez influenciada por la floración de la anterior y ella también determina el proceso de otra. Erikson afirma que, si pasamos bien de una etapa a otra, desarrollamos ciertas virtudes o fuerzas psicosociales; si no lo conseguimos, se producirá una mala adaptación y consiguientemente malestar psíquico.

El desarrollo del niño es multidimensional (cognitivo, afectivo, relacional, físico),progresivo (el último avance se apoya en el anterior), en interacción con el medio(familia, cultura, etc.) y además tenemos que tener en cuenta la carga genéticacon la que el sujeto nace. Somos lo que somos por la interacción de la herencia con el entorno. 
La familia funciona como los vasos comunicantes: cualquier modificación en un punto repercute en el otro extremo, de forma más o menos manifiesta. Pero, además, el sistema familiar se organiza no solamente por "fuerzas conscientes", sino también por "fuerzas inconscientes" (vivencias que influyen en la vida cotidiana de cada persona, pero que no han salido a la luz del día; nos dirigen incluso a pesar nuestro). Y eso es así, porque la familia es un haz de tensiones (positivas y negativas) que tienden necesariamente al equilibrio, aunque para ello se deba sacrificar una parte de la misma realidad grupal.

Así, pues, la familia es como una gran masa de agua: podemos contemplar los objetos de la superficie (conflictos expresados), pero las corrientes subterráneas del fondo pasan inadvertidas (son esas energías inconscientes que constituyen la trama de la misma existencia individual o familiar).

En términos generales, podríamos afirmar que el entorno familiar puede facilitar o dificultar el desarrollo psicológico del niño. Lo que es evidente es que la familia nunca será un elemento insensible en la evolución del niño, sino que, como un catalizador en una reacción química, tiene el poder de acelerar o retardar el final del proceso. Lo favorecerá creando un encuadre acogedor y, al mismo tiempo, liberador de las posibles tensiones y conflictos internos del niño. Es preciso que el niño se sienta amado, aceptado y comprendido, no solo cuidado, por todos los miembros familiares, principalmente por los progenitores.
La familia es, por tanto, catalizadora del desarrollo psicológico de los hijos. Como las sustancias químicas que aceleran o retrasan las reacciones, la familia puede impulsar o frenar eldesarrollo de una buena salud emocional en los hijos.

A este respecto, recuerdo que, en las clases de física y química del antiguo bachiller, mi querido profesor D. Fernando nos explicaba el tema de los catalizadores poniendo como ejemplo el juego de Di Stéfano (el mejor jugador de fútbol de su época). "De él dependía -nos contaba nuestro profesor- que el equipo jugara mejor o peor; él repartía y distribuía el juego y facilitaba o entorpecía toda la labor del equipo". Hoy esta función estaría representada por jugadores como Xabi Alonso, Iniesta o Kroos, por poner solamente tres ejemplos cercanos.


El principio de mutualidad

También es bueno recordar aquí, el principio de mutualidad, descrito por el propio Erikson, que podemos enunciar así: no solamente los padres influyen en los hijos, sino que éstos influyen en los padres. Se lo podemos preguntar a cualquier pareja joven que haya tenido un hijo (han pasado de ser un dúo a ser un trío) y podremos constatar los cambios que se han producido en su sistema familiar: reorganización del tiempo de ocio, distribución de tareas, cambios a nivel relacional, afectivo, etc. Pero esto es otra historia que desarrollaremos en otra entrada del blog


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A pesar de todo lo dicho, debemos concluir que la familia no es determinante en el desarrollo del niño, sino que éste es el protagonista principal de su propia biografía. Es decir, a pesar de haber vivido en una “familia disfuncional” el sujeto puede realizar un desarrollo adecuado, y también existen personas que han vivido en un “familia funcional” y su desarrollo ha sido anómalo

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